Este jueves 28 se llevaron a cabo dos marchas en Latinoamérica, una en Perú y otra en Chile, dos países vecinos, ambos con un pueblo que está dispuesto a levantarse contra sus autoridades cuando estas no responden a su pueblo.

En el caso de Perú, la marcha fue en contra del proyecto minero Tía María, en la cual aproximadamente tres mil personas de distintos colectivos, al igual que independientes, tomaron las calles del Centro de Lima.

Todo dio inició a las seis de la tarde, en una ruta que se desarrolló desde el Campo de Marte hasta la plaza San Martin, desde el inicio la protesta tuvo un fuerte resguardo policial y continuos roces con la policía, lo cual llevó finalmente a un enfrentamiento entre ambos.

El modo en el que actuaron los policías: utilizando sus armas de fuego, con un desmedido uso de la fuerza al intervenir a los manifestantes y sin respeto por la prensa, deja en claro que esta institución ya no respeta a la ciudadanía.

Un saldo de cuarenta personas detenidas y una ciudad con edificios dañados fue lo que dejó esta protesta. A esto se le suman las cuatro víctimas mortales que van hasta la fecha. Y claro la incertidumbre de saber si el estado oyó los gritos de todas esas personas o estuvo más ocupado haciéndole favores a prófugos.

No muy lejos de ahí a dos mil cuatrocientos sesenta y cinco kilómetros más al sur, en Santiago de Chile, miles de jóvenes tomaron la principal avenida de Santiago.

Los manifestantes ahí, piden que se les permita participar en el diseño de las políticas educativas de su país, además de protestar por los recientes sucesos ocurrido el veintiuno de mayo, en el que un carabinero usando la pistola de agua de un camión antidisturbios disparó un chorro directamente a un joven ocasionando que este caiga y quede en estado de coma.

Los enfrentamientos entre los estudiantes y carabineros fueron parte de la jornada, pero hubo un lapso aproximado de una hora en la que, ante la inmensa cantidad de asistentes, la presencia de los oficiales fue nula.

Un momento crítico que vivieron los manifestantes, fue el instante en que un transeúnte sacó un arma y la apuntó contra ellos, luego de intentar huir el sujeto fue capturado por los manifestantes y entregado a los carabineros.

Para los jóvenes estudiantes que marchaban hubo al menos una respuesta por parte de la presidenta, pero al igual que en este país, es una respuesta en la que no se puede confiar.

En ambos lugares, aunque las condiciones son distintas, el motor es el mismo, la necesidad de un cambio en el sistema, un cambio que permita a las nuevas generaciones ser, realmente, el futuro del país.